Editorial ECP - Viure Vallirana 94

Llevo mucho tiempo en silencio, observando lo que ocurre en Vallirana. Pero el último pleno del jueves 29 de mayo fue la gota que colmó el vaso. Ver los gestos de los miembros del gobierno local, su indiferencia, como si nada les importara, fue una bofetada a la ciudadanía. Si un especialista en lenguaje corporal los analizara, más de uno quedaría retratado.

Soy vecina, trabajadora de la recogida de residuos, y escribo con respeto, pero también con preocupación. Lo que vemos cada día es una gestión cada vez más desconectada de la realidad del pueblo. Calles rotas, aceras y escaleras descuidadas, parques infantiles abandonados, subidas constantes en la factura del agua, deudas impagadas a las trabajadoras de la limpieza… y decisiones como los baños impuestos en el Casino, que nadie pidió.

Todo se disfraza, se maquilla, se justifica. Pero la verdad está en la calle. ¿Dónde está el control institucional? ¿Quién fiscaliza la gestión?

Y no nos engañemos: cuando se acerquen las elecciones de 2027, aparecerán las prisas, las obras, las promesas, los colores… como si todo lo anterior no hubiese pasado.

Desde En Comú Podem creemos que otra forma de gobernar es posible: con transparencia, participación y compromiso real con Vallirana. Porque el pueblo lo merece. Y porque ya hemos esperado demasiado.